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Historia (Santiago)

On-line version ISSN 0717-7194

Historia (Santiago) vol.46 no.1 Santiago June 2013

http://dx.doi.org/10.4067/S0717-71942013000100010 

RESEÑAS

 

EDUARDO CAVIERES FIGUEROA, Sobre la Independencia en Chile. El fin del Antiguo Régimen y los orígenes de la representación moderna, Valparaíso, Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2012, 372 páginas.

 


 

El bicentenario de la independencia de Chile dio lugar a una interesante producción historiográfica que, desde el punto de vista de la historia social, se pregunta por los verdaderos intereses que subyacían a los bandos comúnmente conocidos como patriotas y realistas, visualiza las luchas por la formación del Estado republicano como una guerra civil entre sectores de la élite, indaga sobre los mecanismos con que este germinal Estado transformó a los habitantes del territorio que controlaba en ciudadanos y, finalmente, se cuestiona sobre la legitimidad de esta República, en cuanto a estar efectivamente fundada en la soberanía popular.

En dicha línea se inscriben los trabajos de Gabriel Salazar, Construcción de Estado en Chile5 y Mercaderes, Empresarios y Capitalistas6, en los que describe la trayectoria seguida por mercaderes santiaguinos para incrementar su poder político durante las últimas décadas del período colonial hasta imponer sus intereses particulares al Estado republicano; la obra de Julio Pinto y Verónica Valdivia, ¿Chilenos todos?7, que explica los mecanismos a través de los cuales este Estado organizado por el patriciado mercantil logró sumar la adhesión de los demás sectores sociales a un orden autoritario en lo político, liberal en lo económico y conservador en lo cultural, mediante la construcción de un discurso de identidad nacional; y Ni patriotas ni realistas8, de Leonardo León, gruesa recopilación documental que muestra la conducta seguida por el bajo pueblo en la década de 1810, durante una guerra en la que, ante la disolución del sistema colonial, se enfrentaron dos sectores de la élite para imponer sus intereses en el nuevo orden, y en la que sometieron a los sectores sociales subordinados a un régimen de reclutamiento forzoso para poblar sus ejércitos.

La obra de Eduardo Cavieres busca explicar las razones y los mecanismos mediante los cuales la institucionalidad política chilena del siglo XIX se formó y desarrolló en base a una precaria legitimación en el consentimiento popular, y de qué forma se modelaron las instituciones republicanas para perpetuar el orden social colonial mediante un discurso semánticamente consistente con los postulados del liberalismo. Bajo el formato del ensayo histórico, la reflexión de Cavieres se despliega convocando a varios autores que han tratado el tema de las fórmulas de representación en la historia de la América española y de Chile, el concepto de ciudadanía y las consecuencias del advenimiento de los paradigmas de ilustración y liberalismo.

Su análisis recorre desde el secuestro de Fernando VII en 1808 y la búsqueda de un gobierno legítimo para el imperio durante ausencia del monarca, hasta la consolidación del régimen autoritario chileno en la década de 1840, pasando por el proceso de independencia y formación de los estados nacionales hispanoamericanos. En este intervalo, el autor examina la transformación de los sistemas de participación ciudadana, en la que los viejos mecanismos de representación corporativos del Antiguo Régimen fueron tensionados para responder al vacío de poder dejado por el monarca cautivo. Primero, durante la discusión de los criterios para la designación de representantes a la Cortes de Cádiz; luego, por la definición de la cualidad de electores y elegibles y la asimilación de los principios liberales de nación y ciudadanía; y, finalmente, por la violenta colisión entre el liberalismo consagrado por la Constitución de Cádiz y la conducta absolutista de Fernando VII una vez restaurado en el trono.

Estas controversias pasaron a América, y Chile, con una dimensión particular, ya que se vieron sometidas a realidades sociales y políticas distintas a las de la península. Desaparecido el orden colonial y la figura homogeneizadora del monarca, las élites fundadoras de los nuevos estados debían buscar una fórmula de organización política que atendiera sus intereses particulares, pero que no pusiera en riesgo su primacía en la sociedad. Dicha combinación tomó la forma de una república liberal con estrechos márgenes de participación ciudadana o, si se quiere, escasamente incitadora de la inclusión social.

En el caso de Chile, a fines del siglo XVIII había una aristocracia que combinaba perfectamente rasgos burgueses y aspiraciones nobiliarias: ciertamente sus principales intereses económicos estaban en el comercio, pero invertía sus beneficios mercantiles en propiedades rurales, que garantizaban seguridad y le conferían prestigio, y en controlar el Cabildo de Santiago, un espacio de acción política que le permitía negociar con las autoridades coloniales y dictar sus condiciones a otros grupos con intereses distintos de los propios. Lo anterior conduce a una nueva lectura de los debates en torno al liberalismo y a los sistemas de representación que tuvieron lugar durante la temprana república, ya que si bien los mercaderes de Santiago, empeñados en su disputa comercial con los limeños, admitían el liberalismo en su dimensión económica, no estaban dispuestos a aceptar sus alcances políticos, en cuanto la ampliación de los derechos ciudadanos, como una forma de evitar el fortalecimiento de las élites regionales. De esta forma, la consolidación de la República Autoritaria adquiere una explicación más exhaustiva y compleja que el simple sometimiento de la sociedad a una autoridad firme y virtuosa, como había sido la del rey, que pusiera fin a las convulsiones provocadas por los intentos de un imponer un modelo político ajeno a la realidad del país.

La reflexión de Cavieres no termina en este punto, ya que esta particular concepción de Estado liberal perdió todo sentido con el aborto del proyecto económico de la élite chilena, prematuramente desalojada de las plazas del Pacífico por los comerciantes británicos (tema sobradamente conocido por el autor), que además coparon los circuitos de explotación y transferencia de materias primas, relegándola a atender mercados marginales, prestarle servicios legales y políticos y contentarse con mantener un estilo de vida señorial en sus haciendas.

De este fallido proyecto económico quedó un Estado liberal no completamente consolidado, dado que surgió producto de las circunstancias y la conveniencia, más que de una convicción. De esta forma, los usos y tradiciones corporativas del período colonial se trasladaron al sistema de representación ciudadana de la República, llevando a que en la práctica "algunos decidieran más que otros".

El ensayo Sobre la Independencia de Chile es un intento por conectar los resultados de varias obras que han abordado el tema de la representación en Hispanoamérica. Como resultado, son pocas las cuestiones a las que el autor entrega una respuesta o interpretación definitiva. Más bien complejiza preguntas, propone nuevas interrogantes y sugiere líneas de investigación. Con todo, establece con claridad tres puntos fundamentales que deben tenerse en consideración: el primero es que el tema de la representación y los sistemas de participación ciudadana fue tan candente hace doscientos años como lo es en la actualidad, por lo que la resolución de los problemas presentes de la sociedad civil chilena debe tener en cuenta la experiencia acumulada. Luego, la historia de Chile debe desechar definitivamente la segregación de las historias americanas y española, puesto que en todas operan los mismos procesos y la misma lógica, por lo que las explicaciones autorreferentes no pueden ser satisfactorias. Finalmente, la historiografía chilena reciente, que ha abordado el período colonial tardío, la independencia y la temprana república, ha exagerado en extraer conclusiones demasiado generales de investigaciones centradas únicamente en la política, la guerra, actores sociales y aspectos culturales. Por ello, el autor hace una tácita invitación a la mesura intelectual, sugiriendo que los análisis y conclusiones permanezcan circunscritos a los ámbitos temáticos en los que fueron concebidos.

En suma, la obra de Eduardo Cavieres se inscribe dentro de las interpretaciones propiciadas por la conmemoración del bicentenario de la independencia de la América española, sin alcanzar una explicación global que conecte la crisis del orden colonial con el presente. Sin embargo, los lectores interesados en conocer las causas profundas de las disyuntivas y conflictos actuales de las sociedades hispanoamericanas encontrarán en este libro antecedentes a partir de los cuales contextualizar históricamente estos dilemas, especialmente los relacionados con la representación política, para cuyo análisis el autor aporta interesantes consideraciones sobre los conceptos de "nación" y "ciudadanía". Para los historiadores especializados, la obra ofrece la oportunidad de encontrar un texto que tiene como base la producción historiográfica chilena e hispanoamericana de los últimos sesenta años, conjugando el aporte de numerosos autores en una reflexión unitaria que, más que cerrar temas y discusiones, propone nuevas rutas de investigación y reflexión. En este sentido llama la atención que en varios pasajes Cavieres advierta sobre la necesidad de descartar toda continuidad entre el pensamiento ilustrado y el liberalismo de la temprana República, ya que no todas las posturas liberales surgidas durante y después de la Independencia estuvieron inspiradas en la Ilustración española, y esta, en cambio, albergó a personajes que más tarde fueron realistas y luego conservadores. Desde un enfoque político esto no representa gran novedad, considerando la contribución de Simon Collier en Ideas and politics of chilean Independence9; sin embargo, y dada la experiencia del autor en la economía y el comercio del período que estudia, el que su análisis haya prescindido de dichos aspectos para profundizar en este punto y explicar otros fenómenos de larga duración deja pendientes interrogantes a las que él parecía la persona llamada a responder. Por lo tanto y bajo la sospecha de que tal omisión no es casual, entendemos que el autor evitó ofrecer una interpretación global, en beneficio de una explicación para el problema de la representación ciudadana.

Notas

5 Gabriel Salazar, Construcción de Estado en Chile (1800-1837): democracia de los "pueblos", militarismo ciudadano, golpismo oligárquico, Santiago, Sudamericana, 2007.

6 Gabriel Salazar, Mercaderes, empresarios y capitalistas (Chile, siglo XIX), Santiago, Sudamericana, 2009.

7 Julio Pinto y Verónica Valdivia, ¿Chilenos todos?, la construcción social de la nación (1810-1840), Santiago, Lom Ediciones, 2009.

8 Leonardo León, Ni patriotas ni realistas. El bajo pueblo durante la Independencia de Chile, 1810-1822), Santiago, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2012.

9 Simon Collier, Ideas and politics of chilean independence: 1808-1833, London, Cambridge University Press, 1967.

JAIME R0SENBLITT B.
Departamento de Humanidades
Universidad Andrés Bello

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